Team Hoyt: La historia de amor más grande

by Cristina

Es posible que alguien ya te haya contado esta historia, pero si no la sabes o no la recuerdas, te podemos decir que sin duda este es uno de los mejores papás del mundo, la historia de amor más grande que hayas escuchado.

Cuando nació Rick Hoyt en 1962, el cordón umbilical se enrolló alrededor de su cuello y cortó el flujo de oxígeno a su cerebro. A Dick y a su esposa Judy, se les dijo que no había esperanza de que su hijo se desarrollara. La pareja llevó a su hijo a casa con la determinación de criarlo de la manera más “normal” posible. En cinco años, Rick tuvo dos hermanos menores, y los Hoyt estaban convencidos de que Rick era tan inteligente como sus hermanos. Dick recuerda su lucha para hacer que las autoridades de la escuela local lo entendieran: “Como no podía hablar, pensaron que no sería capaz de entender, pero eso no era cierto”. Estos padres dedicados le enseñaron a Rick el alfabeto. “Siempre quisimos incluir a Rick en todo, por eso quisimos que vaya a la escuela pública”.

Un grupo de ingenieros de la universidad de Tufts llegaron al rescate, una vez que vieron algunas pruebas claras de las habilidades de comprensión de Rick. “Le contaron un chiste, y Rick se murió de la risa” cuenta Dick, “Ellos entendieron que podía comunicarse”. Los ingenieros entonces iniciaron la construcción de una computadora interactivaque le permitiría a Rick escribir sus pensamientos usando los ligeros movimientos de su cabeza que podía dominar.

Cuando llevaron la computadora por primera vez a casa, Rick sorprendió a su familia con su primera “palabra hablada”. Ellos esperaban un “Hola Papá” u “Hola mamá”, pero Rick escribió “Vamos Bruins!” Los Boston Bruins estaban en las finales de la Copa Stanley esa temporada, y la familia se dio cuenta de que él había estado siguiendo los juegos de hockey al igual que el resto. “Así aprendimos que a Rick le gustaban los deportes”, cuenta Dick.

En 1977 le dijo a su padre que quería participar en una carrera benéfica de 5 millas para un jugador de lacross local que se había quedado paralítico en un accidente. “Papá tengo que hacer algo, quiero demostrarle que la vida sigue”, fueron sus palabras. Rick le dijo a su padre que cuando corrían sentía como si su discapacidad desaparecía, Dick, quien definitivamente no era un corredor de distancias, aceptó empujar a Rick en su silla de ruedas. Terminaron al lado del último, pero sintieron que habían logrado un triunfo después de 4 años de maratones, el equipo Hoyt, como es conocido, intentó su primera triatlón, por lo que Dick tuvo que aprender a nadar.

4 kilómetros nadando, 180 kilómetros en bicicleta, y 42 kilómetros corriendo, todo en un solo día, Dick Hoyt decidió hacerlo por su hijo, adaptaron una bicicleta para que él la empujara y al nadar el jaló la balsa.

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